PEDRO I DE ARAGÓN, EL REY QUE ALGUNOS QUIEREN ELIMINAR DE LA HISTORIA...

No se conoce el lugar de su nacimiento, aunque algunos historiadores lo dan en Jaca entre 1068 y 1069, tampoco el lugar exacto de su muerte, aunque parece ser fue en Arán sobre el 27 a 30 de septiembre del 1104. Rey de Aragón y Pamplona, era hijo primogénito del rey Sancho Ramírez y de su primera esposa, Isabel de Urgel, hija del conde Ermengol III de Urgel sobre el año 1062/1063, la cual desapareció de la documentación aragonesa en 1068, posiblemente repudiada.



Casó en primeras nupcias en Jaca con Inés de Aquitania, en enero de 1086, de la que nacieron los infantes Pedro e Isabel, que murieron en 1103. Pedro I volvió a casarse en agosto de 1097 con Berta, de la que no se conoce descendencia, regresando cuando quedó viuda a Italia de donde procedía. 
A partir de 1085 fue designado rey de Sobrarbe y Ribagorza, compartiendo con su padre los trabajos de gobierno. Posiblemente participó en la batalla de Sagrajas (octubre de 1086), ayudando a Alfonso VI de Castilla. Intervino en la reconquista de Estada (1087), Monzón (1089) y Estadilla. Para él se creó el “Reino de Monzón”, que en 1090 tuvo sus propios límites y persistió hasta que esta población pasó a manos de los templarios. En 1093 conquistó Almenar (Lérida), continuando los intentos de los reyes aragoneses de ocupar Lérida.
Al morir Sancho Ramírez en el sitio de Huesca fue proclamado rey de Aragón y Pamplona. En 1095 ocupaba Naval y Salinas, iniciando el ataque a las tierras de Barbastro. Con motivo de la predicación de la «Primera Cruzada» se asentó en un «pueyo santo», que con el tiempo se convertiría en el Pueyo de Sancho, junto a Huesca (ermita de San Jorge).
En 1096 venció a los musulmanes en la batalla de Alcoraz, que permitió la ocupación de Huesca (27-XI-1096) y todas las tierras que le rodean, a excepción de Bolea, Almuniente y Piracés. 
En 1099 se asentaba en el Pueyo de Barbastro, iniciando el ataque a Barbastro, que tras la batalla perdida por los musulmanes en Bolea (octubre), tuvo que entregarse (18-X-1100). En 1101 inició una «Cruzada» contra Zaragoza, para lo que creó la posición de Deus o vol (Juslibol), que era el grito de guerra de los cristianos. Pero fracasó. En cambio pudo conquistar Bolea (1101) y Almuniente (1102), así como ocupar definitivamente Calasanz, que había disputado con el conde de Urgel, su pariente. En 1103 ocupaba Piracés, y poco después se trasladaba al valle de Arán, donde moría. 
Los condes de Pallás iussà y Pallás sobirà fueron sus vasallos y actuaron como tenentes en algunas plazas aragonesas. Más interés tienen sus relaciones con el Cid Campeador ambos aliados, desde 1093, eran dueño de una serie de poblaciones de la actual provincia de Castellón, como Culla, Oropesa, Montornés y la misma Castellón. Precisamente las menciones documentales de esta población son las más antiguas que se conocen. Apoyó al Cid en Valencia, realizando algunas expediciones, como la ayuda contra los almorávides y abasteciendo Peñacadiella (Benicadell). Estas posesiones aragonesas se perdieron en 1103, cuando los almorávides se apoderaron de la ciudad de Valencia.
Se conserva un documento de julio de 1100 de Pedro I de Aragón, donde se titula rey de Aragón, Pamplona, Sobrarbe, Ribagorza, Culla, Oropesa y Castellón y reglamentó el fuero de los infanzones

De sus relaciones con el Cid Campeador quedan noticias de la boda de su hijo el infante Pedro con María, hija del Cid. Pero ella quedó viuda muy pronto, sin que la pareja pudiese llegar a reinar en Aragón. A Pedro I se le atribuye la mayoría de las “fazañas”, lo que testimonia su importancia como legislador.


Fazañas
Nombre que recibieron en la Edad Media las sentencias o fallos que pronunciaban los jueces conforme a su libre albedrío, que llegaron a sentar jurisprudencia posterior incorporándose a numerosos Fueros, alcanzando valor general como Derecho consuetudinario en casos análogos. En Aragón, como señala el profesor J. Lalinde, el rey actúa como juez supremo, y las sentencias y «juicios» que dictaba solían ser observados, llegando alguno de estos «juicios» a alcanzar gran resonancia, que lo elevó a la categoría de los grandes hechos militares o «hazañas» (fazañas). En esta labor destaca, fundamentalmente, el rey Pedro I, no sólo por sus decisiones, sino por las de otros monarcas que también se le atribuyen a él.



Fuente: RED.
Autor: DESCONOCIDO.