lunes, 29 de diciembre de 2014

HABLEMOS DEL ARAGONÉS

Un poco de cultura no nos vendrá mal, así que...

Charrando l'Aragonés

El origen del aragonés es del latín vulgar. Ese latín se asentó posiblemente en territorios aragoneses donde se hablaba ibero, es decir, la zona llana concerniente al valle del Ebro y al sur sobre sustrato celta en una pequeña zona occidental ( somontano del Moncayo) y sobre una lengua vascona en los Pirineos y Alto Aragón en general. Así, se puede dar por formado un aragonés muy primitivo sobre los siglos VII-VIII.
El primer texto conocido es el conocido como Glosas Emilianenses, alrededor del año 976 en el Monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja). Se trata de un texto en aragonés, aunque muy primitivo. 
Durante los siglos X y XI se pueden encontrar bastantes formas del romance aragonés mezcladas en el texto latino de los documentos, pero en el siglo XII desaparecen casi del todo. Es sólo en la frontera de los siglos XII-XIII cuando aparecen por primera vez textos en los que predomina las formas aragonesas sobre las latinas.

El aragonés es usado con frecuencia en documentos notariales de la época (aunque probablemente más influenciados por el castellano que la lengua popular), así como en documentos históricos y jurídicos. Cabe destacar la narración histórica "Liber Regum" (1194-1211) - primer texto histórico romance en la Península -, el "Vidal Mayor" (1247), -que incluye una compilación de los fueros de Aragón y otras compilaciones-, los Documentos de La Almunia (1176-1395), los Documentos lingüísticos del Alto Aragón (1258-1495), o la Crónica de San Juan de la Peña (mediados del S. XIV). También hay que hacer mención a la obra con abundantes rasgos aragoneses (aunque con cierto polimorfismo) de Juan Fernández de Heredia.
En cuanto a literatura, es remarcable los abundantes textos aljamiados (aragonés con grafía árabe) como el Poema de Yuçuf, o los Manuscritos de Urrea de Jalón, y otros con diversos aragonesismos como Razón feita d'amor (1205), el Libro de Apolonio (hacia 1250) o el Libro de Alexandre (hacia 1250).
Es en la segunda mitad del S. XIII y en el S. XIV cuando el aragonés, que se ha ido extendiendo geográficamente con la reconquista, alcanza su mayor territorio lingüístico, incluyendo además de Aragón, la ribera de Navarra (navarro-aragonés), el interior de Valencia y puntos de Soria y Murcia
En 1412, tras el Compromiso de Caspe, la dinastía castellana de los Trastámara es instaurada en la Corona de Aragón., dinastía castellana, que influyó notablemente en la castellanización de la Corte aragonesa. Este hecho, junto a la baja conciencia lingüística explican la rápida castellanización de las clases altas de la población. En la segunda mitad del siglo XV y principios del siglo XVI las formas aragonesas se reemplazan por las castellanas.
De los siglos XV y XVI se han conservado pocos textos escritos en aragonés, aparte de la escripta notarial y administrativa (por ejemplo parte de los citados Documentos Lingüísticos del Alto Aragón) podemos mencionar algunos diplomas encontrados en Jaca. Este fue un periodo en el que se produjo un notable deterioro de la lengua aragonesa, que quedó como una lengua popular, y que además retrocedía geográficamente ante el empuje del castellano desde el Suroeste
Durante el siglo XVI, se produce la casi total castellanización, sobre todo, a nivel escrito pero no a nivel hablado. Además, desde finales del S.XVI Aragón inicia un proceso de pérdida de poder político, que comienza con las Alteraciones de Zaragoza en 1591 (y la invasión castellana de Aragón) y que acabará con los Decretos de Nueva Planta en 1707.
Del siglo XVII nos han llegado interesantes documentos en aragonés, como los escritos por Matías Pradas (Vicario de Cariñena) (1650) y por Ana Abarca de Bolea (Abadesa del Monasterio de Casbas) (1679).
En el siglo XVIII se conserva el aragonés en tan sólo el area norte, desde Zuera hacia arriba.
A principios del siglo XIX aparece el primer diccionario conocido aragonés-castellano, de autoría desconocida, posteriormente se realizarían otros como los de Peralta (1836), Borau (1859), Benito Coll (1918), Pardo Asso (1938). Se observan segmentos en aragonés en la "Vida de Pedro Saputo" de Braulio Foz, en concreto en los capítulos "Pleito a lo sol" y "La justicia de Almudebar", y Leonardo Gastón escribe algunos versos. En este siglo se produce el primer ejemplo de intento de adoptar una norma unificada para el aragonés, con la obra de teatro "Concello de Aldea" (1847) de Bernardo Larrosa, que por el momento permanece inédita.
A principios del siglo XX comienza una "época de oro" para el estudio científico del aragonés, al poner su vista en él diferentes filólogos extranjeros (luego también españoles), que viajan al Alto Aragón para analizarlo in situ. Debemos destacar a Saroïhandy (quien entre 1920 y 1925 dió cursos de aragonés en el "Collège de France" de París, y que después continuaría un discípulo suyo, Odón Apraiz, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona en 1933), así como a Wilmes, Kuhn, Elcock (línea que se prolongaría a lo largo del siglo con Haensch, Krüger, Rohlfs).
A partir de los años 40 se acentúa el proceso de deterioro de la lengua aragonesa en el Alto Aragón. Por un lado, la Guerra Civil Española. Por otro lado, el régimen franquista inicia una política de ordenación territorial que tiene como consecuencia el llamado "éxodo rural", que fuerza a emigrar a una parte muy importante de los hablantes. A la par, la aparición de nuevos fenómenos sociales como la escolarización generalizada (que reprime muy duramente al aragonés), la televisión y el turismo, suponen una mayor presión del castellano.
Hay que llegar a los 70 para poder hablar de un proceso de normalización del aragonés.



Fuente: RED
Autor: Desconocido

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