jueves, 5 de marzo de 2015

GASTÓN DE BEARN

Seria un error imperdonable no hablar en esta pagina de Gastón de Bearn, hombre fiel al cristianismo y con grandes lazos de hermandad con el mayor rey cristiano de la península (aun por más que “alguien” en la antigua Castilla quiera difamar), que veintinueve batallas venció,, Don Alfonso I “El Batallador”.
Gastón de Bearn fue el décimo vizconde de Bearne, Gastón IV (1088-1131), sucediendo a su padre Céntulo V, también ostento el vizcondado de Soule.



Su fecha de nacimiento es incierta, solo se sabe fue anterior a 1074 fecha en la que fue disuelto el matrimonio de sus padres Céntulo V y Gisla. Se caso en 1085 con Talesa de Aragón, noble emparentada con la familia real de Aragón (hija del conde Sancho Ramírez, y prima carnal del rey Alfonso I de Aragón), y vizcondesa de Montaner, aportando el titulo como dote del matrimonio. Su hermano menor Céntulo fue conde de la comarca de Bigorra.
Gastón IV por sus campañas como hombre de confianza de Alfonso I de Aragón recibió los títulos de señor de Zaragoza, señor tenente de Barbastro, tenente de Uncastillo, y considerado ricohombre de Aragón, máxima de las grandezas nobiliarias de este reino.
Participó en la Primera Cruzada a Tierra Santa de 1096, formando parte del contingente movilizado por el conde de Tolosa Raimundo IV. Participo en la conquista de Nicea (1067), en las batallas de Antioquía (1098) y Ascalón (14 de agosto de 1099), y durante el asedio de Jerusalén (1099), en el que fue escogido por los duques de Lorena y Normandía y por el conde de Flandes para dirigir la construcción de máquinas de asedio, por su conocida habilidad en estas artes.
Después de guerrear durante tres años y ya en tierras francas logró conquistar el vizcondado de Dax.
Su primera aparición junto Alfonso I, fue en 1110, donde un grupo de gascones ayudaron al monarca a derrotar al rey de Saraqusta (Zaragoza) Al-Musta'in II en la batalla de Valtierra, aunque no hay escritos que confirmen su participación en esa batalla, si es mencionado como Señor o tenente de Barbastro en 1113, señal de que su recompensa es debida a que antes de esa fecha ya había combatido en Aragón y junto Alfonso I de Aragón.
En 1117 esta documentada su participación junto a Alfonso en la conquista de Morella, apoderándose del Maestrazgo, de ese modo se bloqueaba la comunicación entre Zaragoza y Valencia. La capital del Ebro quedaba así aislada de su principal apoyo y lista para ser atacada al año siguiente.
Después de inspeccionar las defensas de la ciudad desde la huerta de Santa Engracia, partió con su hermano Céntulo al Midi francés a buscar apoyos de los señores feudales de la frontera pirenaica. En la expedición para su conquista, se cuenta también con la colaboración de Obispos como los de Huesca y Pamplona.
A primeros del 1118 en el concilio de Toulouse se aprueba la expedición a Zaragoza por parte del Papa Gelasio, con la categoría de Cruzada toma el mando de las tropas del Midi francés que se reúnen en Bearne en mayo de 1118 y la dirección de las operaciones hasta la llegada del rey; aprovechando la experiencia adquirida en las campañas de Tierra Santa, se hace cargo del aporte y manejo del material de asedio, compuesto por torres de madera montadas sobre ruedas, máquinas tonantes y veinte almanajeques o catapultas.
Alfonso I cuenta también con sus propias fuerzas aragonesas y navarras, todas juntas, son definidas por los cronistas musulmanes como enjambres de langostas u hormigas en su periplo hasta Saraqusta.
Son precisamente las tropas de Gastón, quien a los ocho días de acampar ante la ciudad ocupan el arrabal de Altabás. pero la ciudad en sí resistió durante largos meses, capitulando el 2 de diciembre de 1118, no esta claro si se rindió por el asedio o porque los cruzados consiguieron abrir brecha en sus defensas.
Tras su conquista, la ciudad se convirtió en un señorío entregado a Gastón de Bearne, quien se encargó de la nueva organización del espacio urbano así como del reparto de tierras y bienes entre los vencedores, y de la supervisión del cumplimiento de las capitulaciones con los vencidos. No hubo ni pillaje ni matanza, Las vidas y propiedades de los habitantes fueron respetados y se dejó partir a aquellos que lo desearon. En este reparto, los bearneses se contaron entre los más beneficiados, a juzgar por la documentación de la época. Gastón fue particularmente distinguido al ser nombrado por Alfonso I con el Señorío de Zaragoza (proporcionaba unas rentas anuales de setecientos sueldos jaqueses), y ser considerado ricohombre del Reino de Aragón otorgándole otras distinciones como el gobierno de Huesca y los señoríos de Monreal y Uncastillo.
En 1119, Gastón participo junto con Alfonso en las campañas contra Tudela, Borja, Tarazona y Soria, en las que fueron destacadas la participación de los caballeros normandos.
Los almorávides de Valencia, alarmados por el empuje cristiano, movilizaron un gran ejército que en 1120 se dirigió hacia Zaragoza. Se formó entonces un gran ejército cristiano, capitaneado por Alfonso I y por el duque Guillermo IX de Aquitania y del que formaba parte Gastón, que les salió al paso y les infligió una derrota decisiva en Cutanda (18 de junio de 1120). Tras ello, las villas de Calatayud y Daroca cayeron fácilmente en manos aragonesas.
Al poco de la conquista, en 1120, el rey y Gastón de Bearn entregan a Pedro de Librana, que había sido nombrado obispo de Zaragoza directamente por el papa, un trozo de la muralla para que construya allí un torreón que contribuya a mejorar las defensas de la ciudad. Ese torreón, que sería el germen del actual palacio arzobispal, se conserva entero, en toda su altura dentro del actual Museo Diocesano.
Entre 1124 al 1126, Gastón estuvo en varias campañas en el levante, participó en la conquista de Benicadell (entre Valencia y Alicante), participando en la expedición sobre Peña Cadiella, donde le surgió la idea de organizar una expedición aún más ambiciosa a la ciudad de Granada (esta cabalgada, en la que Gastón naturalmente participó, fue ampliamente comentada en las crónicas medievales y ha pasado a la historia como la «Hueste de España»). Partieron desde Plasencia de Jalón el 29 de septiembre de 1125 con una tropa estimada entre 3.000 y 5.000 caballeros, el 20 de octubre llegaron a Valencia, en su paso hacia Granada, atacaron plazas como Alcira, Denia, Peña Cadiella, Beaza, en Duadix celebraron la Navidad de 1125, El 7 de enero de 1126 el ejército cristiano llegó ante las murallas de Granada,
El 23 de enero Alfonso levanta el asedio y lanza una operación de saqueo de las huertas de Granada y Córdoba, esperando provocar una batalla en campo abierto con el ejército almorávide. La batalla ocurrió por fin el 10 de marzo, cerca de Lucena, siendo una aplastante victoria de los cristianos.
En 1127 fundaba junto a su esposa Talesa el Monasterio de Sauvelade.
Mientras que Alfonso se dirigió hacia el valle de Arán, Gastón y el también bearnés Esteban, obispo de Huesca, se dedicaron a guerrear contra los almorávides, perdiendo ambos la vida. Las circunstancias no están claras por falta de fuentes.
Jerónimo Zurita dice simplemente que Gastón y Esteban fueron muertos por los moros en 1131. El historiador hispano-musulmán Ibn Idhari da más detalles:
Este mismo año (el 534 de la Hégira) murió el gobernador de Valencia Mohamad Yidar. Yintan ben Ali la gobernó para consolación de Dios. Venció a los cristianos y la cabeza de su jefe, Gastón, fue traída a Granada en el segundo mes de Yumada» [24 de mayo de 1130, según José María Lacarra]. Fue paseada por las calles, en la punta de una lanza, escoltada por el redoble de tambores. Esto devolvió la sonrisa al emir de los musulmanes, Ali ben Yusuf, que estaba en Marrakech.
José María Lacarra, Alfonso el Batallador, Zaragoza, Guara, 1978, págs. 104-105.
La cabeza de Gastón fue enviada posteriormente a Marrakech. El cuerpo fue devuelto, tras el pago de un fuerte rescate, y enterrado en la basílica del Pilar, en Zaragoza. El emplazamiento de la tumba se perdió durante las obras de 1681 o 1717. Según la tradición, el corazón de Gastón de Bearn está enterrado en el lugar donde pisan los fieles para venerar la columna del Pilar. Su olifante de caza, fue la primera donación que conocemos a la Virgen del Pilar (que entonces todavía no era conocida por ese nombre). El olifante es una bellísima pieza decorada con hermosos relieves bizantinos que quizá se trajo de la primera cruzada. El original está en el Pilar, pero hay reproducciones tanto en el Museo Diocesano de Zaragoza como en el Museo de la Torre de Uncastillo.
Después de su muerte, su viuda se encargó del cumplimiento de su última voluntad: dejar a la Orden del Temple todas las tierras que había adquirido en Zaragoza y Sobradiel para financiar la continuidad de la conquista.
Gastón fue sucedido al frente del vizcondado de Bearne por su joven hijo Céntulo VI, ejerciendo Talesa la regencia.
Zaragoza recuerda a Gastón de Bearn de la mejor manera posible, porque el mayor homenaje que te puede tributar esta ciudad es convertirte en un personaje de la comparsa de Gigantes y Cabezudos. En 1965 se incorporaron tanto él como una dama bearnesa, para simbolizar la estrecha relación entre Aragón y las tierras del otro lado del Pirineo a lo largo de siglos, salen a las calles a contarles a miles y miles de niños la historia de su ciudad.




Dos de los gigantes de la comparsa de “Gigantes y cabezudos” representan a Gastón de Bearn y a una dama bearnesa
Reproducción del olifante en el Museo Diocesano de Zaragoza.











Fuente: RED.
Autor: DESCONOCIDO.

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